Tiempo del Covid-19
Este tiempo que está viviendo la humanidad, “tiempo del Covid-19”, es el tiempo justo para dar un salto de lo subjetivo a lo objetivo en nuestro pensamiento. Es el tiempo para la inflexión mental, para darle un cambio transcendental a nuestras vidas. Es el tiempo para abandonar por siempre esas falsas ideas de protección, de salvación que desde muy niño sembraron en nuestras mentes. Es el tiempo de enterrar aquel ensueño que por siglos creímos verdad absoluta.
Es el tiempo para dejar de fantasear, lograr la sensatez y centrar nuestra atención en lo que hay, en lo demostrable, en nuestro único hogar: “la Tierra”, la que nos ha engendrado, parido y alimentado. Es tiempo para reestructurar nuestro pensamiento enfocándonos hacia lo esencial: el agua, el aire, los alimentos, la salud, la vivienda, la educación, el conocimiento, la convivencia.
Es tiempo de comprender que la superpoblación, la manera depredadora de explotar los recursos y la forma de vida que llevamos son algunos de nuestros grandes problemas, que cada instante se talan más bosques, se contamina, se destruyen recursos naturales para cultivar nuestro alimento, para saciar nuestro apetito consumista, lo que conlleva al rompimiento con la biodiversidad, al desequilibrio químico, físico, energético, al agotamiento, a la inestabilidad de la Tierra. Es tiempo de redirigir la nave de la vida en sociedad apuntando a un mundo donde haya mayor equilibrio socioeconómico, donde no seamos lo que poseamos, lo que consumamos; donde tengamos plena conciencia de la necesaria coexistencias con el resto de seres vivos.
Es tiempo de invertir en ciencia, en salud, en bienestar. Es tiempo de entender, de valorar, de hacernos responsables en lo que como función social ejercemos. Es tiempo de inmiscuirnos en los temas que tenga que ver con nuestras vidas como especie, creando y apoyando instituciones que tengan la misión de protegerla, en esto todos somos responsables. Es tiempo de tener nuestro propio criterio en los diferentes ámbitos que nos plantea la vida, de enriquecer nuestro juicio. Es tiempo para dejar de ser bivalentes: primitivos en nuestras concepciones y modernos en nuestros caprichos consumista.
Es tiempo de darle un nuevo orden a nuestras necesidades, de no valorar los superfluo, entendiendo que hay actividades que son necesarias para el esparcimiento, la recreación, la culturización en toda sociedad. Es tiempo de reconocer que por causa de nuestras acciones hemos provocado muchísima extinción, lo que a futuro podría ser la causa de la nuestra, entendiendo a la vista que también somos frágiles, que no nos consideremos indispensables para la madre Tierra; ella perfectamente puede existir sin la existencia nuestra, que quizás por causarle destrucción, desequilibrio, esté desarrollando mecanismos naturales de protección. Acordemos que el azar ha hecho parte del proceso de la misma vida. Que basados en esta experiencia, cuando de riesgos de nuestra salud y de nuestras vidas se trata, no dependemos de ayunos, vigilias, rituales, penitencias, creencias, sino del acceso, de la organización, de la capacidad, del cocimiento de nuestro sistema de salud. Es el tiempo para desmitificar la existencia.