La historia de Alonso Ariza, el tomasino que presenció la muerte de Rafael Orozco y lo desaparecieron

Como si estuviese presagiando lo que se avecinaba, la madre de Alonso Ariza le dijo antes de verlo por última vez: “salió para más nunca volver”, ante la mirada de otros familiares. Lo que no sabía, es que así fue: 29 años después, nadie sabe de él.

Esto pasó un año, dos meses y tres días después de que Rafael Orozco, su jefe, fuera asesinado por un sicario el 11 de junio a las 9:45 de la noche de 1992, cuando se encontraba en la puerta de su casa al norte de la ciudad atendiendo a sus empleados y amigos, entre esos, a Alonso Ariza De la Hoz y Francisco Javier Corena, quienes habían llegado a cobrar sus honorarios y no a buscar unos instrumentos, como siempre se ha dicho, por el trabajo que adelantaban en la agrupación musical El Binomio de Oro, como recoger cables e instalar el equipo de amplificación, donde estuvo por más de 10 años.

“Eso fue mentira de los instrumentos, en verdad era a buscar el pago por su trabajo”, dijeron en entrevista para este portal algunos de sus familiares, que viven en Santo Tomás y que prefirieron no identificarse.

El Negro, como era conocido en el municipio, luego de asistir al sepelio de su entrañable amigo fue requerido por el personal de investigadores de la Sijín para que rindiera una declaración como habían sucedido los hechos de este crimen.

Pero pasados los días, se concentró en su casa en la calle La Felicidad, antiguamente El Avispero.

Cuenta la familia que permanecía pensativo por lo sucedido, pero nunca les contó como habían sucedido los hechos “y sí está muerto, el secreto se lo llevó a la tumba”, manifestaron.

A finales del mes de julio de 1992, ya con un hijo de 3 años llamado Rafael Ariza Noya, quien en la actualidad cuenta con 31 y permanece en Bogotá, se dedicó a las apuestas permanentes, llamada “La Bolita” y con frecuencia asistía al juzgado que estaba al frente de la investigación por la muerte de su amigo Rafael Orozco, donde rendía indagatorias y declaraciones juradas.

¿CÓMO DESAPARECIÓ?

El domingo 8 de agosto de 1993, Alonso Ariza se levantó muy temprano como lo hacía frecuentemente, tomó el baño, vio por algunos minutos televisión y a las 12:00 del mediodía se cambió de ropa, y su mamá le dijo: “Vas almorzar un suculento sancocho de guandú”, pero su respuesta fue que se lo guardara y salió para hacer contactos con los jugadores de Medalla de Oro que jugaban a las 2:00 de la tarde en la cancha El Centenario.

Dicen algunos amigos que inicialmente estuvo en la cantina de “Chichí” en la calle La Granada y de ahí se fue como a la 1:00 de la tarde para el escenario deportivo.

20 minutos antes de comenzar el encuentro y cuando ya estaban colocando el uniforme para jugar, Marcos Pérez Roca, testigo del hecho, dijo que se presentó una camioneta negra, en esa época último modelo, que en su interior había como tres personas, entre ellas Francisco Javier Corena, su amigo personal y otro de los testigos del crimen de Orozco, lo llamó para que se acercara al vehículo.

“El 8 de agosto de 1992 recuerdo que íbamos a jugar un encuentro en la cancha Centenario y que en esa época le decían Chamié, en honor a un gran dirigente deportivo, y teníamos programado un partido para las 2:00 de la tarde en adelante. Ya nos estábamos colocándonos los uniformes cuando en esos momentos se presentó una camioneta de color negro y unas personas que estaban en su interior le hicieron un llamado con las manos y gritaron su nombre, por lo que le preguntamos que para donde iba, y su respuesta fue: “me están llamando mis amigos, entre ellos, Francisco Javier Corena el que trabaja conmigo”. Le manifestamos que, sino había problemas que los atendiera y regresara para el partido, pero es del caso que Alonso se montó el vehículo arrancó y hasta el sol de hoy más nunca lo hemos visto, ni vivo ni muerto”, dijo su amigo.

Pérez Roca contó que el equipo nació por iniciativa de él y que se le puso por nombre Medalla De Oro, en honor a una panadería que funcionaba en Barranquilla y el dueño era su amigo y les donó los uniformes.

“La verdad fue un gran conjunto, con jóvenes de la época con grandes cualidades futbolísticas y nos invitaban de casi todos los municipios del Atlántico. El equipo se fundó en el año de 1987 y algunos de sus integrantes eran mi persona, Alonso, Juan García, Sixto Carrillo, Julio Fernández, Antonio Salas, Milán Carrillo, eran los mejores de la época. En una ocasión vino el equipo del Binomio de Oro, precisamente invitado por Alonso que eran sus amigos”, agregó.

EL PROCESO JUDICIAL

Durante todo este proceso hay que tener en cuenta que en el año 1993, en los primeros días de agosto, al romperse la reserva del sumario, donde fueron absueltos en la vinculación del crimen a Jorge Navarro Insignares, Francisco Javier Corena Moreno y Alonso Ariza De la Hoz. Estos fueron exonerados de responsabilidad por el Juzgado Cuarto Penal del Circuito de Barranquilla.

Se dice en el expediente, para el fiscal de la época Luis Felipe Colmenares, Ariza y Corena, llamó la atención la serie de declaraciones y los llamó a juicio como posibles cómplices.

La investigación que duró más de 6 años y que estuvo orientada en su fase final por Luis Felipe Colmenares, se concretó que Rafael Orozco había sido asesinado por Sergio González Torres y quien recibió la orden de su jefe José Reynaldo Fiallo Jácome, alias “El Nano”.

Se dice que el móvil fue pasional ya que Fiallo le disputaba a Orozco los afectos de María Angélica Navarro, una joven muy agraciada y que según familiares de Ariza De la Hoz estuvo en dos ocasiones en Santo Tomás.