La cumbia, símbolo de un entorno resiliente
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por Alberto Redondo Salas
A orillas del majestuoso río Magdalena, la cumbia brota como un latido ancestral que narra la historia de un pueblo resiliente. Este género musical, nacido de una armonización en la que convergen la nostálgica melodía de la flauta indígena gaita (flauta de millo), característica de las etnias Cunas y Koguis, con el enérgico y vibrante ritmo de los tambores africanos (Abadía, 1983), en el contexto de la colonización española, ha sido el hilo conductor de celebraciones, rituales y relatos que dan vida a las comunidades ribereñas. En cada nota resuena la esencia de una cultura que ha aprendido a resistir y florecer frente a las adversidades.
El río Magdalena no solo ha sido testigo, sino también protagonista en la formación de tan variopinta identidad musical. Sus aguas han inspirado composiciones que evocan sus paisajes, su fauna y las vivencias de quienes habitan sus márgenes. La cumbia, con su cadencia hipnótica, refleja el vaivén de las corrientes y el espíritu indomable de un pueblo que, al igual que el río, sigue su curso a pesar de los obstáculos.
Si bien la vestimenta, los versos y los cantos están asociados con elementos españoles y su poética, desde el punto de vista instrumental, la tambora y los tambores troncónicos son de origen africano, mientras que las maracas, el guache y las flautas derivan de la tradición indígena. El antropólogo caribeño Aquiles Escalante (1964) identificó a estos instrumentos como parte fundamental de la cumbia auténtica, destacando que su ritmo dominante es claramente africano, aunque su melodía provenga de las gaitas indígenas.
Desde 2006, la cumbia colombiana fue reconocida por el Ministerio de Cultura como símbolo cultural de Colombia y en 2013, el Congreso de Colombia declaró el Festival Nacional de la Cumbia José Barros como patrimonio cultural de la Nación. Sin embargo, es importante destacar que fue apenas en 2024 cuando el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes incluyó oficialmente en la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial (LRPCI) a la cumbia del Caribe colombiano, y que, en ese mismo año, se aprobó el Plan Especial de Salvaguarda (PES) para dicha manifestación (Resolución 0321 del 28/08/2024).
Otro hito importante en la línea de tiempo del reconocimiento de esta expresión, fue la declaración del 2 de febrero como Día Nacional de la Cumbia. Según lo señala el investigador y folclorista Ricardo De León, esta iniciativa surgió en Barranquilla en 2021 con el apoyo de organizaciones de todo el Caribe colombiano, así como colectivos culturales de España, Italia, Alemania y Estados Unidos, entre otros. Esta exaltación fortaleció la identidad cultural y reafirmó la importancia de la cumbia como un símbolo musical y patrimonial de la nación.
El vocablo “cumbia” ha sido objeto de estudio por numerosos investigadores. Algunos sugieren que proviene del término africano “cumbé”, que hace referencia a la celebración y el jolgorio. Otros, como Guillermo Abadía Morales señalan que el término “cumbia” deriva de la abreviación de “cumbancha”, palabra cuya raíz, kumba, corresponde al gentilicio mandinga del occidente africano. Además, el autor menciona que en el Congo existió un territorio denominado Cumba, cuyo gobernante era conocido como el rey de Cumba.
“La folclorista colombiana Delia Zapata Olivella, en su publicación La Cumbia: Síntesis Musical de la Nación Colombiana, Reseña Histórica y Coreográfica, señala que la única voz similar a cumbia que
acoge la Academia Española, es la de cumbé, y la definía como “cierto baile de negros y tañido de este baile. Y que cumbes (sin tilde), se llaman los negros que habitan en Bata, en la Guinea continental española (actual Guinea Ecuatorial).” (Jáuregui, 2024).
Sea cual sea su etimología exacta, lo cierto es que la cumbia es la expresión viva de una fusión cultural que ha evolucionado a lo largo de los siglos, y que, con el tiempo, se consolidó como un símbolo de identidad nacional, y sus músicos pasaron a interpretarla en tarimas altas donde mestizos, mulatos y negros se reunían a disfrutar de la música.
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La cumbia no es solo un ritmo; es una expresión del ser sentipensante, un diálogo entre el pasado y el presente, entre la razón y la emoción. Como lo describió el sociólogo Orlando Fals Borda en Resistencia en el San Jorge, el tercer volumen de Historia Doble de la Costa, el concepto del hombre-hicotea se recoge de las representaciones de los paisajes acuáticos, como ríos, caños y ciénagas. La imagen de la tortuga hicotea, que se repliega en tiempos de sequía y resurge con fuerza cuando llegan las lluvias, simboliza la resistencia, la adaptabilidad y la profundidad reflexiva de los ribereños. Es una forma de entender el mundo en la que la emoción y la lógica caminan juntas, una forma de pensar con el corazón.
Los pescadores de San Benito Abad, entrevistados por Fals Borda, expresaban esta idea de manera sencilla pero profunda: “Nosotros actuamos con el corazón, pero también empleamos la cabeza, y cuando combinamos las dos cosas así, somos sentipensantes”. La cumbia, con su cadencia hipnótica, es el reflejo de dicho pensamiento: un ritmo que evoca la historia, la naturaleza y la vida cotidiana de la región Caribe.
En esta historia que recoge Fals, otro pescador lanza la red y dice: “Pero fíjate que aguantar no es sufrir. Aquí donde me ves, no me siento amargado ni quejoso. Somos todavía capaces de reír, de gozar, de tirar, de pelear a puños, de responderles a los ricos. Todavía sabemos cómo resistir y escaparnos”. (Fals, 1984). Esta afirmación resuena en la cumbia, una expresión de resistencia que ha perdurado a lo largo de los siglos y que sigue evolucionando, adaptándose a nuevos contextos sin perder su esencia.
Hoy, al sonar de una cumbia, se revive la esencia del hombre-hicotea: resiliente, reflexivo y profundamente conectado con su entorno. Es un recordatorio de que, así como el río sigue su curso, la cultura y el espíritu de un pueblo perduran, adaptándose y floreciendo con cada nuevo compás.
Referencias
- · Abadía Morales, G. (1983). Compendio general de folklore colombiano. (4ª. Ed). Biblioteca Banco Popular.
- · CLACSO. (2016). Fals Borda: Hombre Hicotea y Sentipensante. https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20160304050141/01pres.pdf
- · Diario La Libertad. (2021). Hombre-hicotea y ser sentipensante en Orlando Fals Borda. https://diariolalibertad.com/sitio/2021/07/29/hombre-hicotea-y-ser-sentipensante-en-orlando-fals-borda/
- · Escalante Polo, A (1964). El negro en Colombia. Sociedad Antropológica de Colombia.
- · Fals Borda, O. (1984). Historia doble de la Costa 3 – Resistencia en el San Jorge. El Áncora Editores.
- · Jáuregui Sarmiento, D. (2024). ¿Cuál es el origen de la cumbia colombiana? https://www.senalcolombia.tv/cultura/origen-cumbia-colombiana
- · Ministerio de Cultura de Colombia. (2013). Declaración del Festival Nacional de la Cumbia José Barros como patrimonio cultural de la Nación.
- · Portal Vallenato. (2019). Historia de la cumbia colombiana. https://portalvallenato.net/2019/05/27/historia-de-la-cumbia-colombiana/
- · Zapata Olivella, D. (1990). La Cumbia: Síntesis Musical de la Nación Colombiana, Reseña Histórica y Coreográfica. Ministerio de Cultura de Colombia.