21 noviembre, 2024

La crisis que nos agobia

Por. Humberto Fernández Nuñez

Sobre la crisis que se ha generado por causa de la pandemia se han dicho muchas cosas, pero sobre todo se han generado muchas cifras. Y es bueno hacer claridad sobre todo ello para no terminar cayendo en el terreno de la mera especulación. A ese respecto, todos los entes autorizados —Fedesarrollo, Banco de la República, Departamento de Planeación Nacional— coinciden en que para este año se estimó un crecimiento económico de un 3,5% a un 3,8%. No obstante la situación que vivimos ha generado un decrecimiento del – 7.5 % y la deuda pública se ubica en 160.000 millones de dólares es decir un 60 % del PIB de Colombia. Sumando a esta crisis una inflación del más del 20% y la devaluación del peso colombiano con relación al Dolar y el decrecimiento del precio del barril de petróleo que hoy oscila en 34 dólares Ante tales hechos yo me atrevo a formular que se hace necesario impulsar la reactivación económica mediante un tejido empresarial que dinamice la economía para poder seguir con los procesos sociales que se iniciaron tras toda esta tragedia. Pero cuando me refiero a las empresas no me refiero a los bancos que sin lugar a dudas a sacado provecho de esta situación.No podemos, simplemente —sin la dinamización de ese tejido empresarial—, pedir que se siga subsidiando a las familia colombianas con programas como Familias en Acción, Jóvenes en Acción, renta básica para las familias de estratos 1 y 2 y todos los alivios tributarios que se implementaron sin un fortalecimiento estructural al empresariado de la micro, mediana y gran empresa. Sin ese tejido que genere confianza a los grandes inversionistas bien podría decirse que estamos perdidos. Nuestra economía se encuentra tan golpeada que cerca de más de 4 millones de colombianos perdieron su empleo. A eso hay que sumarle los 3 millones más que estaban desempleados antes de la pandemia. Esto hace que se deba pensar en reestructurar la deuda pública y que ésta sea extendida en el tiempo para que no sea esta generación la única que pague dicha deuda, sino que las generaciones venideras puedan contribuir también con su cuota de sacrificio. De lo contrario nos tomaría mucho más tiempo poder reacomodarnos a no vivir en crisis. Y no vale el mal llamado Plan Marshall que se va a implementar en la capital por parte de un crédito de 11 billones el gobierno de Claudia López, dado que éste establece un impuesto al patrimonio cosa que es función de la Dian. Así, si ese tal Plan Marshall llegase a ponerse en marcha, la capital del país tendría una doble tributación por este concepto, es decir que se estaría aplicando una reforma tributaria sólo para Bogotá. Este es un hecho sin precedentes que violaría todas las normas deli sentido común y que es producto de esos gobiernos populistas que cuando llegan al poder hacen todo lo contrario de lo que prometían en campaña.

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