Juana Pérez González, 102 años de vida llena de muchas anécdotas y recuerdos
Hablar de Juana Bautista Pérez González, es hablar parte de la historia de Santo Tomás, pese a que no nació en este floreciente municipio, el pulmón verde del departamento del Atlántico, era reconocida como una hija adoptiva, pero si le nacieron sus dos hijos, Eliécer y Martín, ya fallecido y demás nietos y sobrinos.
Juana Bautista nació un 14 de septiembre de 1.918 en un corregimiento llamado Sevillano, jurisdicción del municipio de Ciénaga, en el departamento del Magdalena, en el hogar formado por Elías José Pérez, natural de Santo Tomás, quien trabajaba en la Zona Bananera y Margarita González, a quien conoció en esa región y se casaron.
Una mujer que todavía está lúcida, no se le ha olvidado nada de su vida historial. Dice que sus padres se la trajeron para Santo Tomás cuando apenas tenía 5 años y se ubicaron en la misma calle La Granada donde vive actualmente, pero en una casa, propiedad de Manuel Raimundo Pérez Pérez, familiar de su esposo y Buenaventura Domínguez, compañera sentimental del anterior. Esta vivienda es donde hoy vive Rafael Mejía De la Hoz, conocido cariñosamente como “El Flaco Mejía” y de ahí pasaron a su actual residencia, cerca de la anterior, calle 6 con la carrera 11 esquina, conocida popularmente como “La Varita de Caña” y uno de los sitios donde todos los días concurren muchas personas a saborear el mejor tinto que se conoce en Santo Tomás elaborado por esta matrona en unión de su nieta Luz Divina. Ella tuvo otra hermana, Ana Rosa, ya fallecida.
Sin embargo en esta casa inicialmente vivieron pocos años ya que su padre era agricultor y tuvieron que irse a una finca conocida con el nombre de “Vaquero”, donde permanecieron algunos años, pero luego regresaron a su vivienda, donde por esa época funcionaba el Resguardo de Rentas, una oficina de la Fábrica de Licores del Atlántico, donde se despachaba el licor a las demás tiendas del municipio y el cual era administrado por Manuel Reales y se lo entregó a esta familia la que se quedó un tiempo con el negocio, pero más tarde Juana montó una pequeña tienda-cantina, donde precisamente expendía el Ron Blanco y Cerveza.
En esa época los contertulios que asistían allí, le pusieron al pequeño establecimiento “La Varita de Caña”, debido a que en esa época la botella de Ron Blanco, tenía en la etiqueta, dibujada una caña de azúcar, producto donde se procesaba el licor.
Por este negocio desfilaron y todavía acuden muchas personalidades, que en la entrevista que esta mujer concedió al portal VOZ DE ORIENTE, menciona entre otros a Jacob Charris, Armando Fernández Fontalvo, Héctor Pérez, Juan Barándica “El Chele” Mejía, César y Fernando Cepeda, entre otros, ya fallecidos y en los últimos 30 años, otras personas como Juan De la Hoz Barándica, Secretario de la Alcaldía, Gustavo Peñaranda, quien fue Personero Municipal, Antonio Barrios Guardiola, Juez Municipal, el autor de esta crónica y muchos más. Pero siguen acudiendo allí, otras personalidades como Antonio Fernández, Hugo De la Hoz, su hijo, Manuel Serrano, Julio Fruto Molina, “El Mellito”, Rafael Mejía De la Hoz, José, el vendedor de periódicos y muchos más, ya que son centenares que acuden allí desde las 4 de la madrugada hasta las 7 de la mañana contando historias del pueblo, anécdotas y hasta chismes que hacen reir a los contertulios asistentes, pero que no ofenden a nadie. Muchos dicen que es la esquina del sabor y de las tertulias objetivas y de buen humor. Todo esto acompañado del delicioso tinto que brinda la joven Luz Divina, nieta de Juana.
Juana cuenta que tiene muchas anécdotas, algunas de ellas muy tristes. Ya que por esa esquina desde hace más de 100 años pasan los féretros de las personas fallecidas y que llevan al Cementerio Municipal. Una razón, que muchas de esas personas departieron en su casa y por más que todo le ha dolido mucho como buena católica que es.
Manifiesta que en una ocasión Juancho De la Hoz, una persona muy jocosa en Santo Tomás y que no faltaba nunca desde las 3 de la madrugada, ya que era el hombre que levantaba a Juana para que preparaba el tinto se confabuló con ella para que cuando llegara el Juez Antonio Barrios diera a conocer el número de la “bolita”, el cual siempre esta persona le apuntaba al lotero del pueblo. El funcionario se alegró tanto que comenzó a repartir tinto y cerveza a todos los presentes, pero a las 8 de la mañana cuando indagó con el vendedor, éste le dijo que ese número no había salido. Vino entonces la rabieta del juez contra Juana, pero todo quedó como un “chisme agradable”.
También recuerda Juana, que Juancho De la Hoz, todas las madrugadas espantaba a una pavita de la muerte, ave que según dicen presagia la muerte para que no se la llevara. Pero hoy en la entrevista dijo: “Cosas de la vida”, primero se fue mi gran amigo Juancho”, de quien tengo gratos recuerdos y muchos cuentos”.
Gustavo Peñaranda, el expersonero de Santo Tomás, quien fue uno de los primeros en visitarla la mañana de hoy, llevándole desde luego su regalo, le dijo a este portal: “Una matrona muy reconocida en el municipio y su casa insignia. Una persona que hace amistad con todo el mundo, querendona e increíble y representa las personas más antiguas de Santo Tomás y la vida en este pueblo”.