El tomasino Alberto Redondo Salas publica libro de poemas
“Atardeceres que el confinamiento no desvaneció” es el nombre del libro de poemas que acaba de publicar el investigador y escritor tomasino Alberto Redondo Salas, bajo el sello editorial Autores Editores, de la ciudad de Bogotá. En 138 páginas, el autor compiló 60 de los poemas y un microrrelato que escribió durante el aislamiento social obligatorio del 2020.
En palabras del escritor, la obra constituye una evidencia de que también en medio de la dificultad, puede el hombre convocar la poesía. Estos poemas resultaron ser, ante todo, una terapia afortunada que le permitió sobrellevar la incomodidad del encierro de la mejor manera posible. En las páginas de este libro se pueden encontrar atisbos de melancolía y nostalgia, pero también una balsa que regresa al lector a la orilla de la esperanza y la alegría. De igual forma lo invita a sentarse frente al balcón de la vida, que se asome al universo de la belleza y encuentre de nuevo la fe en algún lugar, esa en que habrá un mañana donde las personas sean un poco más humanas.
Adicionalmente, el poemario tiene la contribución de dos tomasinos destacados, la portada es la obra “Trazos azules del aislamiento” del artista tomasino Lisandro Adárraga, una creación excelsa inspirada en el contenido del libro y elaborada mediante la técnica bolígrafo sobre papel; considerada una forma de dibujo de gran dificultad y complejidad, puesto que no admite correcciones como otros métodos. El uso de la punta aguda y punzante del bolígrafo exige un gran dominio tanto de las líneas de contorno como de las tramas que cubren las superficies.
El prólogo fue escrito por el representante más importante de la nueva generación de la literatura tomasina, el joven Iván Darío Fontalvo, ganador del IV Concurso Nacional de Novela Universitaria. Según Fontalvo, se trata de “una poesía que no se ampara en las sombras de la petulancia ni en la liviandad del mercantilismo, que es poesía que nace del alma, que es poesía sincera, que simplemente es poesía, y que lo es porque está escrita con la sencillez, que solo quien entiende el mundo, puede proponer a sus lectores.”
Le consultamos al autor sobre el lanzamiento de la obra y nos señaló que se encuentra a la espera de la evolución de las medidas restrictivas de reuniones sociales, mientras, evalúa la posibilidad de organizar un evento virtual. Inicialmente, el libro ha sido puesto en preventa a través de canales de distribución nacionales (www.autoreseditores.com) e internacionales (www.amazon.com) disponibles en Internet, quienes envían el libro de forma física.
En 2019, el Ingeniero Alberto Redondo había publicado su primera obra de carácter poético titulada “Odisea de lugares comunes”, una compilación de sus mejores poemas escritos en las dos últimas décadas. Desde muy joven, siendo estudiante del ITIDA Blas Torres de la Torre, incursionó en los ámbitos de la poesía, destacándose en eventos literarios; en 2003, fue uno de los ganadores del concurso “Taller Literario del Caribe” y algunos de sus poemas han sido publicados en antologías y revistas de ciencias humanas y literatura. También es autor de varios libros y artículos sobre temas de gestión y tecnologías aplicadas, y ha participado como conferencista e invitado a eventos nacionales e internacionales, en países como Argentina, Bolivia, México, Colombia, Costa Rica, Chile, España, Estados Unidos y Alemania.
A continuación, compartimos con ustedes el poema “Volver al pueblo”, que escribió el día que regresó a Santo Tomás, apenas se comenzaron a levantar las medidas de aislamiento del año pasado, y que hace parte de la obra que recientemente publica:
Volver al pueblo
como regresan las cometas decembrinas
con el corazón henchido
desbordante de sentimientos eternos
es retornar a los veranos abrasadores
cuando el astro fulgente
atravesaba rebelde los cristales
y se desvanecía en acuarelas tornasol.
Volver a las veredas arboladas
es sucumbir al hipnotismo pretencioso
de los mangos meciéndose al viento
mientras cautivan las verdes copas
es desandar las calles de arena blanca
que hoy enmascara el concreto
y retornar con los amigos de otrora
a las travesuras de la infancia.
Volver al amor de la tierra
es reencarnar en las noches de ensayos
andar las tardes de juventud
y grabar en el árbol del parque
tu nombre tejido al mío
es escuchar las gotas de sudor
y el vibrar de mis manos trémulas
la primera vez que besaron las tuyas.
Volver a la casa vieja
es reencontrarse con las crines plateadas
retar los lustros perdidos
y a las generaciones olvidadas
es evocar la entereza de un guerrero
y la ternura inmarcesible de un regazo
es permitir que la inmensidad azul
colonice cada una de mis promesas.
Volver a la senda de los abuelos
es restaurar los septiembres festivos
cocinar dulces de cuaresma
es revivir los dieciséis de diciembre
y jugar al fútbol con relatos épicos
es rasgar el baúl de las desmemorias
conjurar canciones envejecidas
y poemas que nunca se escribieron.