16 septiembre, 2024

Desafiando la facilidad: Lecciones del Elogio de la Dificultad

Por: Andrea Tobio Pertuz

Últimamente he tenido muchos temas que pueden ser protagonista de una columna dentro de Al derecho y al revés, en esta ocasión fue realmente complicado escoger sobre que hablar. Esta semana ha estado cargada de temas muy buenos como la salud mental, protestas no pacíficas, tropeles, capuchos, noticias con titulares amarillistas y sobre todo una reflexión que tuve a partir de situaciones particulares que he vivido en estas semanas, en esta ocasión el tema que envuelve mi pensamiento se trata de cómo afrontar las dificultades verdaderas de la vida y si la generación de cristal está preparada para esto.

Primero quiero que se hagan unas preguntas ¿será bueno evitar las frustraciones? ¿es bueno evitar que los jóvenes tropiecen? Dejemos esas preguntas ahí para entender que la naturaleza de la vida es así, fallar e intentarlo de nuevo una y otra vez hace parte de la dinámica de aprender a sobrellevar las dificultades a las cuales debemos enfrentarnos día a día. Ahora les cuestiono ¿Adultos, que sería de ustedes si cuando jóvenes no hubieran tenido frustraciones?

Como a mí me gusta ponerles nombre a estos nuevos patrones de comportamiento a este lo llamare: La cultura de la facilidad, y por si anteriormente no les quedo claro se trata de evitar a toda costa frustraciones que puedan mortificar sus aspiraciones a futuro, además, de buscar satisfacer caprichos a toda costa con gran esfuerzo y esto para que sus hijos no se sientan “tristes” todo esto infundado por las redes sociales, los medios de comunicación, la compra excesiva y sin medida, entre otros muchos factores.

Ahora bien, el problema central de todo esto es que en pleno siglo 21 y era digital, estamos llenos de propaganda y productos para que la vida se nos haga más fácil. Existen máquinas que ahorran tiempo y esfuerzo para llevar a cabo actividades cotidianas como cocinar, moverse, hacer labores domésticas y simplificar el trabajo, incluso, existen herramientas para reducir el esfuerzo intelectual como aquellas que elaboran trabajos escritos, tesis, información e incluso realizan el itinerario de tu próximo viaje. 

Si escuchamos a nuestros primos, sobrinos, hijos, nietos; su frase más dicha será: estoy aburrido. Y este es el primer detonante para entender que esa constante manifestación de aburrimiento próximamente se convertirá en sumergirse en sus pantallas para explorar juegos electrónicos en los cuales pueden durar largas horas tratando de superar niveles, mientras que evitaran las dificultades de las relaciones interpersonales, los diferentes puntos de vista y las discusiones de tener diferencias con los demás niños, prefiriendo así, enviar mensajes con emoticones o fabricarse vidas de mentira funcionando como avatares de sí mismos en las redes sociales. Todo esto hace parte de un profundo cambio sobre el cual he decido reflexionar hoy.

Para complementar mi hipótesis voy a traer al tintero un ensayo de un filósofo colombiano que se llama Estanislao Zuleta, no tuve el tiempo para leerlo completo, sin embargo, en el texto “Elogio de una dificultad” debería ser una lectura obligatoria en los jóvenes. En este, el filósofo plantea de manera textual lo siguiente: “Deseamos mal. En lugar de desear una relación humana inquietante, compleja y perdible, que estimule nuestra capacidad de luchar y nos obligue a cambiar, deseamos un idilio sin sombras y sin peligros.” Y es que una vida sin dificultades puede parecer tentadoramente atractiva, pero, en realidad nos priva de la oportunidad de cultivar nuestra capacidad de adaptación, de resolver problemas y de encontrar el significado en medio de la adversidad. Es en esos momentos de crisis y de lucha donde realmente crecemos y nos transformamos.

Ahora, los dejo con esta frase para que reflexionen durante el día: “Lo fácil deja de tener valor. Lo que no exige, no cuestiona o no nos impulsa al desarrollo, no sirve en este contexto.” Del filósofo Estanislao Zuleta.

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