23 diciembre, 2024

CONSPIRADORES EN LA PANDEMIA?

Por. Daniel Charris Granados.

Mucho se ha escrito desde la aparición de la pandemia por la COVID-19 sobre teorías conspirativas  que enmarcan al gigante asiático China en el cenit de los artificios para emerger como dominador absoluto del mundo, y haciendo un análisis concienzudo y sin los atavíos de emociones, podremos encontrar grandes sorpresas.

La enfermedad por el virus del SARS-CoV-2 fue notificada por primera vez el 31 de diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan en individuos que tenían relación con el Mercado Mayorista de Mariscos del sur de China en la mencionada urbe cuando ya el número de personas contagiadas era representativo. El Dr.Li Wenliang trató de alertar ese mismo diciembre a la comunidad médica recibiendo como respuesta una visita de funcionarios de la Oficina de Seguridad Pública, quienes le dijeron que firmase una carta. En ella, lo acusaban de “hacer comentarios falsos” que habían “perturbado severamente el orden social”.-Le advertimos solemnemente: si sigue siendo terco e impertinente, y continúa con esta actividad ilegal, será llevado ante la Justicia ¿se entiende?”-debajo Li escribió: “Sí, entiendo”. El Dr Li Wenliang, moriría posteriormente cumpliendo con su labor médica a causa de la misma enfermedad. Solamente el 20 de enero del 2020 es cuando China declara la emergencia a raíz del brote, cuando ya la entonces epidemia estaba esparciéndose a pasos agigantados por el mundo llegando el primer caso confirmado a Estados Unidos el 21 de enero.

La ciudad china de Wuhan, sorprendentemente, construye el Hospital Wuhan Huoshenshan de 1.000 camas en menos de diez días para atender el brote, el cual se convirtió en paradigma del “milagro chino”, a la vez que en la mejor herramienta propagandística de Pekín en la lucha contra la enfermedad.

Tardíamente, sólo el 11 de marzo la OMS declara la COVID-19 en Pandemia cuando ya en estos momentos hay más de 118 000 casos en 114 países, y 4291 personas han perdido la vida.

El Sr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, un político Etíope de 55 años, Inmunólogo con formación básica en Biología, es el actual Director General de la OMS, cargo que asumió en el  2017 con el auspicio vehemente del gobernante comunista Chino Xi Jinping y cuyo ascenso a ese cargo estuvo marcado por protestas de sus coterráneos por su pasado turbio en su país donde militaba en el Frente de Liberación Popular de Tigray de ideología marxista-leninista. Fué Ministro de Sanidad (2005-2012), y ministro de Asuntos Exteriores (2012-2016) bajo el mandato el gobierno nacional de Hailemariam Desalegn, presidente señalado continuamente por Human Rights por hostigar a la población e implantar un régimen autoritario y sobre el que pesa delitos contra la humanidad. Al Sr Tedros Adhanom, la ONG Human Rights lo acusa de provocar centenares de muertos en su país, Etiopía, por no informar de las tres epidemias de cólera siendo ministro de Sanidad, aunado al hecho de que también le habrían recriminado formar parte del núcleo más próximo al régimen etíope señalado por la ONU de haber cometido “sistemáticas violaciones y de represión política”. Además, apenas nombrado en el cargo, promovió al cuestionado dictador de Zimbaue – Robert Mugabe – como embajador de buena voluntad de la OMS.

Muchos le atribuyen al gobierno Chino el ocultamiento, con la anuencia de la OMS, del brote de la actual pandemia, y a raíz de eso el presidente de los EU Donald Trump retiró la contribución  anual de 450 millones de dólares a la OMS, China solo aporta 44 millones. Este país asiático ha aprovechado el letargo comercial y le ha echado mano a una gran cantidad de empresas en sus territorios adquiriéndolas a precios irrisorios. Por otra parte viró su ojo de tigre asiático a Latinoamérica, sabiendo que esta región, con enormes problemas de corrupción entre sus gobernantes, es presa fácil de digerir, esmerandose en promover la vacuna contra la COVID-19 en combo con un  paquete de ayudas económicas a manera de crédito por dos mil millones de dólares en un lapso de dos años a los países de este lado del océano, y cuya prenda de garantía serían los recursos naturales no renovables de la región, además de tierras e inversiones en la infraestructura civil, lo que conllevaría a deberles esta vida y la otra consolidándose como la primera potencia económica y política del orbe.

Siempre en las  crisis se tejen toda clase de intereses por  parte de los actores, unos altruistas y otros no tanto en los cuales sólo buscarían sacar provecho propio para extender su mano dominadora, saciar las apetencias económicas, y establecer presencia militar y civil aún en detrimento del bienestar de la población.

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