Dicotomia entre razón y emoción
Por: DIOBALDO CESAR HEREDIA GUTIERREZ
El consenso se acerca a la decision optima
En los intercambios sociales actuales, somos más vendedores y compradores de emociones que de buenas razones. Estos, desde sus posiciones antagónicas toman una decisión racional o acuerdo consensuado; el precio, todo tiene precio (económico y emocional), éste surge como grado de satisfacción para los intervinientes; si se presenta desacuerdo recurrimos al control como elemento de apoyo necesario y si surge el conflicto se apela a la ley en busca de justicia; ésta acerca el acto a la razón.
Las emociones, conjunto de cambios fisiológicos, cognitivos, subjetivos y motores se presentan ante estímulos que producen valor positivo o negativo en un contexto dado y con relación a los intereses de un individuo en un momento de su vida; parecieran ir en al encuentro del polo opuesto; la razón, a medida que la experiencia y el aprendizaje nos hace más racionales, en consecuencia, seremos menos emocionales.
Es imperativo entender un fenómeno, para poder explicarlo, nuestro cerebro es el órgano responsable de todas las conductas emocionales y racionales complejas como el pensamiento, el lenguaje y el razonamiento, de los objetivos o intereses de las personas en un momento y contexto; señales del cuerpo trasmitidos por las neuronas. No es posible entender a otros sin comprender el funcionamiento de las emociones, estas son como el colesterol, buenas y malas, son personales y a veces grupales; el problema para la comprensión es la consecución de una sana proporción con su opuesto, la razón; nuestro cerebro es el dueño de esta dicotomía.
La decisión racional es una elección entre futuros simulados, si la decisión resultante obedece a ese análisis; lo contrario, es la emoción del momento. Las personas memorizan mejor aquella información que esté relacionada con alguna emoción positiva o negativa experimentada y sobre ello se tomarán decisiones futuras parecidas; el aprendizaje contiene ese factor emocional, el cerebro asocia y repite o no, decisiones parecidas. Un ejemplo permanente, que muchos no distinguen, se presenta cuando compramos, rechazar o aceptar la compra basada en el costo, le permitirá a la persona regresar o no al lugar o a la marca. Esta decisión es más racional que emocional. Las emociones le permitieron al ser humano sobrevivir y adaptarse a los cambios del entorno y generar aprendizajes o experiencias, que luego utilizó para mejorar sus decisiones, hoy el avance científico y tecnológico es la base de decisiones certeras.
Los economistas conductuales y los neuropsicólogos han demostrado que la mayoría de las decisiones humanas de hoy, todavía, se basan en impactos emocionales (el deseo, la esperanza, la ilusión y espejismos), que en análisis racionales. El mecanismo interior del ser humano para la toma de decisiones es un recorrido entre emoción y razón, la decisión tomará el sesgo prevalente en esa persona. Sabemos muy poco con relación a lo que creemos. El que tiene los datos, es el dueño del poder, dice YUVAL NOAH HARARI. La esperanza, ubicada en el lado opuesto de la razón, es un mal que prolonga el sufrimiento, en cambio la razón agota la comprensión en la proporción verificada. La simulación dirá quién se acerca al optimo
Por: DIOBALDO CESAR HEREDIA GUTIERREZ,
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