21 diciembre, 2024

De la espuma en Carnaval

Por Giancarlo Silva Gómez

Del pasado sábado solo diré que fue una batalla de flores de Santo Tomás ejemplar y espectacular: Ejemplar porque demuestra que la planificación y la preparación de parte de la Corporación del Carnaval y las tradiciones culturales de Santo Tomás dieron sus frutos, sumado al apoyo de la alcaldía municipal, según me cuentan mis fuentes; espectacular porque los grupos, reinas y participantes dieron espectáculo a los más de cien mil personas que se dieron cita en el mejor carnaval del Atlántico. Del trabajo en equipo salen buenos frutos y queda la vara alta para futuras ediciones. Ya casi no uso redes, en una terapia de desintoxicación virtual, pero para acometer este escrito me vi en la penosa necesidad de acudir a ellas y constatar que no fui el único en verlo así. Me encantaron, entre muchas otras, las palabras de mi amiga Milagro Bolaño Romero, de quien cito un aparte: “ … Un Carnaval Grande, un carnaval de cultura, folclor, arte y de tradiciones, en Santo Tomas sí que tenemos un carnaval del Atlántico Pa’l mundo. Por eso estamos de celebración y decimos felices y con orgullo VIVA EL CARNAVAL GRANDE TOMASINO”.

Chévere, ese es el camino. Mis sinceras felicitaciones a ambas entidades. Pero me permito en estas líneas felicitar al grueso de los espectadores salvo una excepción: garrote para esas personas que hacen mal uso de la espuma y afectan a los actores de la batalla de flores.Este problema no es solo nuestro, e incluso en Barranquilla no le han encontrado la solución. Ese invento perverso llegó para quedarse.

1 / 2DE LA ESPUMA EN CARNAVALPor Giancarlo Silva GómezDel pasado sábado solo diré que fue una batalla de flores de Santo Tomás ejemplar y espectacular: Ejemplar porque demuestra que la planificación y la preparación de parte de la Corporación del Carnaval y las tradiciones culturales de Santo Tomás dieron sus frutos, sumado al apoyo de la alcaldía municipal, según me cuentan mis fuentes; espectacular porque los grupos, reinas y participantes dieron espectáculo a los más de cien mil personas que se dieron cita en el mejor carnaval del Atlántico. Del trabajo en equipo salen buenos frutos y queda la vara alta para futuras ediciones. Ya casi no uso redes, en una terapia de desintoxicación virtual, pero para acometer este escrito me vi en la penosa necesidad de acudir a ellas y constatar que no fui el único en verlo así. Me encantaron, entre muchas otras, las palabras de mi amiga Milagro Bolaño Romero, de quien cito un aparte: “ … Un Carnaval Grande, un carnaval de cultura, folclor, arte y de tradiciones, en Santo Tomas sí que tenemos un carnaval del Atlántico Pa’l mundo. Por eso estamos de celebración y decimos felices y con orgullo VIVA EL CARNAVAL GRANDE TOMASINO”.Chévere, ese es el camino. Mis sinceras felicitaciones a ambas entidades. Pero me permito en estas líneas felicitar al grueso de los espectadores salvo una excepción: garrote para esas personas que hacen mal uso de la espuma y afectan a los actores de la batalla de flores.Este problema no es solo nuestro, e incluso en Barranquilla no le han encontrado la solución. Ese invento perverso llegó para quedarse. No me gusta la espuma en carnavales, no le veo sentido y me parece supremamente estúpido usarla. No es la evolución de la maicena; es la involución del goce carnavalero. En más de una ocasión me han llenado de ese producto y me toca aguantarlo si estoy en un espacio público en las fiestas, pero más por tolerancia que por gusto. Pero mi reproche es a las personas insensatas, maleducadas y egoístas que lanzan espuma a los danzantes y demás actores de los desfiles. Desconocen de un solo tajo, en un acto de ceguera social que estas personas se maquillan desde la madrugada para dar un espectáculo de altura, desconocen que vienen sofocados por el calor y el sol inclementes, desconocen que quienes acudimos a los eventos de carnaval lo hacemos para admirar el contenido patrimonial del mismo, no para ser cómplices de su ignorancia.Si tanto le gusta ese artilugio lo puede usar en usted mismo y los suyos; a los niños les encanta y eso lo entiendo. Lo que me fastidia y me enerva son los desadaptados que exprofeso apuntan a quienes van en el desfile. El sábado fui testigo de cómo los espantajopos que iban en los tráileres le tiraban espuma a las presentadoras de la transmisión que por televisión regional hizo Telecaribe que, de forma estoica y cargada de un profesionalismo increíble, se aguantaron un sol inclemente pero que jamás dejaron de sonreír para contagiar a los televidentes de la alegría que flotaba en el ambiente.

De los tráileres podemos hacer, en otro momento, un debate más profundo que ponga sobre la mesa la financiación versus la salvaguardia del patrimonio inmaterial, pero por lo pronto podemos censurar a los bufones que pagan por fantochar montados en esos chécheres sin hacer aporte cultural alguno, pero que para rematar afean el desfile con la espuma, y en particular, atacan a quienes desde su experticia y su trabajo engrandecen nuestra fiesta. A los primeros (a los payasos) garrote, y a los segundos (comunicadores, logísticos, fuerza pública, etc) los más grandes elogios.El libre mercado impide prohibir la espuma. Ese debate legal ya se dio. Pero no hay norma que nos impida la sanción social a quienes hacen mal uso de la espuma y que exijamos respeto para quienes hacen posible disfrutar de un gran carnaval. A guisa de coda: felicito desde esta tribuna a Natalia Acosta Muriel por invitarnos a todos a gozar de la tradición. ¡Ese es el camino!

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